REVISTA LATINOAMERICANA DE POSTHUMANISMO
George Makari: Soul Machine. The Invention of the Modern Mind.
Victor J. Krebs
Pontificia Universidad Católica del Perú
ARETÉ, Revista de Filosofía, vol. XXXI, N° 2, 2019 / ISSN 1016-913X. Nueva York: W.W. Norton, 2015, 656 pp. | Recibido: 09/01/2019 | Aceptado: 05/02/2019
Este libro es un tour de force que traza la historia de “la invención de la mente moderna” a través de un viaje intelectual que ilumina nuestra comprensión contemporánea de lo que significa tener y perder una mente. Al explorar los antecedentes históricos de las investigaciones neurocientíficas actuales sobre la conciencia, Makari desentraña muchas de las complejidades detrás de nuestras concepciones sobre la personalidad, la salud mental y física y sobre el ser humano mismo. Si bien este libro será esclarecedor tanto para los médicos que abordan la patología en el cuerpo como para los psicoterapeutas que se centran en la mente, también será valioso para filósofos que consideran las dimensiones política, social y psicológica de los perennes debates en torno a la mente y el cuerpo. En la medida en que nos acercamos a una nueva era de inteligencia artificial e interconectividad digital, este estimulante y erudito relato es indispensable también para cualquier persona sensible a la relevancia de los problemas filosóficos sobre la conciencia para nuestra época.
I. De la máquina del alma al Cyborg
El título de Makari, Soul Machine (máquina del alma), resume en dos palabras la doble lectura del libro. Con la palabra “alma” nos transporta trescientos años atrás, a la pre-modernidad y al nacimiento de la cosmovisión científica moderna. El concepto de alma daba expresión a lo divino, al aspecto eterno del ser humano, articulando nuestra identificación proyectiva con los dioses y nombrando el aspecto más distintivo de la vida humana: aquel que nos vincula a un destino superior. En esa época, el alma era propiedad del status quo religioso y el poder de la Iglesia católica reinó sin oposición. Montada sobre la base de una fe ciega e irracional en la vida espiritual por sobre la muerte física, dirigió la vida mortal humana hacia la condena o la beatitud eterna, mientras regía sobre el destino de cada individuo.
Makari explora la confrontación entre la visión cristiana del mundo impuesta por la Iglesia católica y el creciente espíritu científico y humanista del siglo XVII. Al contar las historias de luchas políticas e intelectuales, Soul Machine rastrea la interacción vital y transformadora entre la antigua cosmovisión religiosa y el naturalismo secular que le sucedió. En esta línea, el libro examina las raíces de la Ilustración europea tal como apareció en las tradiciones británica, francesa y alemana. Con la erudición del historiador, el ojo agudo del filósofo y la curiosidad del detective por lo cotidiano, Makari ofrece una fascinante exploración de las complejidades intelectuales, políticas, médicas e históricas inherentes a nuestra concepción contemporánea de la mente.
“Máquina”, la segunda palabra del título, resuena con el futuro o más bien con nuestro presente convulsionado, en el cual la mentalidad secular y científica enfrenta preguntas que esencialmente no está preparada para responder. No es solo la “máquina del alma” la que está en cuestión hoy en día, sino su transmutación en el siglo XXI en el cyborg, que podríamos llamar la “máquina del cuerpo”. Makari nos lleva directamente a la puerta de nuestra crisis actual, a los problemas perennes que enfrentamos hoy en nuevas e inéditas formas.
Para Makari, nuestra comprensión actual de la mente sigue siendo parcial debido a un olvido colectivo de la historia del concepto. Él se propone corregir esto recuperando “un linaje perdido, cuyos aspectos han sido descartados por mucho tiempo como vergonzosos, equivocados o irrelevantes … [y cuya pérdida] ha llevado a debates empobrecidos y sesgados entre diferentes especialistas, sin ninguna explicación amplia e histórica de cómo surgió la mente moderna” (p. xii). Una comprensión más completa de la invención de la mente moderna puede permitirnos ver mejor lo que está en juego en los debates actuales sobre lo que algunos ya llaman nuestra era post-humana.
II. Mente y materia
El título de Makari, Soul Machine (máquina del alma), resume en dos palabras la doble lectura del libro. Con la palabra “alma” nos transporta trescientos años atrás, a la pre-modernidad y al nacimiento de la cosmovisión científica moderna. El concepto de alma daba expresión a lo divino, al aspecto eterno del ser humano, articulando nuestra identificación proyectiva con los dioses y nombrando el aspecto más distintivo de la vida humana: aquel que nos vincula a un destino superior. En esa época, el alma era propiedad del status quo religioso y el poder de la Iglesia católica reinó sin oposición. Montada sobre la base de una fe ciega e irracional en la vida espiritual por sobre la muerte física, dirigió la vida mortal humana hacia la condena o la beatitud eterna, mientras regía sobre el destino de cada individuo.
Makari explora la confrontación entre la visión cristiana del mundo impuesta por la Iglesia católica y el creciente espíritu científico y humanista del siglo XVII. Al contar las historias de luchas políticas e intelectuales, Soul Machine rastrea la interacción vital y transformadora entre la antigua cosmovisión religiosa y el naturalismo secular que le sucedió. En esta línea, el libro examina las raíces de la Ilustración europea tal como apareció en las tradiciones británica, francesa y alemana. Con la erudición del historiador, el ojo agudo del filósofo y la curiosidad del detective por lo cotidiano, Makari
ofrece una fascinante exploración de las complejidades intelectuales, políticas, médicas e históricas inherentes a nuestra concepción contemporánea de la mente.
“Máquina”, la segunda palabra del título, resuena con el futuro o más bien con nuestro presente convulsionado, en el cual la mentalidad secular y científica enfrenta preguntas que esencialmente no está preparada para responder. No es solo la “máquina del alma” la que está en cuestión hoy en día, sino su transmutación en el siglo XXI en el cyborg, que podríamos llamar la “máquina del cuerpo”. Makari nos lleva directamente a la puerta de nuestra crisis actual, a los problemas perennes que enfrentamos hoy en nuevas e inéditas formas.
Para Makari, nuestra comprensión actual de la mente sigue siendo parcial debido a un olvido colectivo de la historia del concepto. Él se propone corregir esto recuperando “un linaje perdido, cuyos aspectos han sido descartados por mucho tiempo como vergonzosos, equivocados o irrelevantes … [y cuya pérdida] ha llevado a debates empobrecidos y sesgados entre diferentes especialistas, sin ninguna explicación amplia e histórica de cómo surgió la mente moderna” (p. xii). Una comprensión más completa de la invención de la mente moderna puede permitirnos ver mejor lo que está en juego en los debates actuales sobre lo que algunos ya llaman nuestra era post-humana.
III. Médicos del alma y médicos del cuerpo
Soul Machine ofrece una fascinante descripción de cómo los apasionados debates intelectuales sobre la mente y la materia afectaron tanto a la sociedad como a la religión y de cómo el progreso de la ciencia –particularmente en la práctica médica y en la aparición de la neurología y la genética– extendió y profundizó esos debates. Makari nos introduce a los diversos discursos y teorías y nos acompaña a través del ajetreo y el bullicio de las calles en ese momento (incluidas las peleas entre sectas, las fantasías sociales tejidas en torno a las prácticas de Franz Mesmer y su “magnetismo animal” y el terror político y malestar de la rebelión jacobina). Nos invita a conocer los mitos urbanos, las disputas sociales y los descubrimientos científicos que permitieron distinguir más claramente a la mente secular del alma en su sentido religioso. Por ejemplo, los estudios sobre el cerebro de Francis Willis (famoso por su tratamiento exitoso de Jorge III, relatado bellamente por Makari) y los experimentos de frenología de Franz Gall, todos ellos “descendientes de Hobbes y Gassendi, no de Descartes” (p. 451) que llevaron a la medicina galénica a un estado de crisis.
Makari nos conduce a través de las cambiantes percepciones y prácticas en el tratamiento de la patología humana, desde las enfermedades en el ámbito espiritual de la religión hasta la región material de la ciencia, “entre el pecado y los humores, el amor y la disfunción orgánica, la rabia celosa y las deformidades cerebrales” (p. 76). A medida que las divisiones clásicas entre las aflicciones del alma y la enfermedad humoral comenzaron a desmoronarse, la tarea gnoseológica se convirtió en “[tratar] de discernir si la fuente de la enfermedad brotaba del alma o del cuerpo” (p. 76). Willis “metió sus manos en esa carne [el cerebro], no en el alma, por supuesto, sino en lo que existía tan cerca de ella” (p. 53) y redujo “‘el ánima, la ‘fuente sagrada de la vida’ a estallidos de ‘gotas de licor’” (p. 61). Con su Anatomía del Cerebro (The Anatomy of the Brain), Willis consolidó una visión mecánica y química del cerebro y los nervios, estableciendo un campo de estudio que eventualmente llamó “neurología”. Finalmente, fue posible establecer una ciencia del deseo, la voluntad, el pensamiento y la intención humana, incluidos sus trastornos y basada solamente en átomos y el movimiento mecánico.
La locura y su tratamiento se convirtieron en la fascinación de la época. Las enfermedades mentales ya no se entendían como problemas sobrenaturales que necesitaban un sacerdote, sino como enfermedades naturales tratables por un neurólogo o un psiquiatra, a quienes se llamaron “médicos del alma”. Makari narra los desacuerdos sobre las causas subyacentes de la locura, que incluían la inmoralidad, la falta de disciplina en la facultad de razonamiento y las sensibilidades desequilibradas, que continúan hasta nuestros días en debates solamente algo más matizados. En cualquier caso, el temor a la condena religiosa se convirtió en un temor a la locura y sus efectos sobre la libertad individual y la administración de la justicia.
Los principales pensadores que dirigen el desarrollo de la historia de Makari son Descartes, Hobbes, Locke y Kant. Kant llega cerca del final del relato, para salvar a la fe y a la trascendencia del alma de la invasión del conocimiento científico. Kant admitió un ser racional ilustrado “en ese mundo sin tiempo y sin espacio de las cosas en sí” (p. 408) para creer que el hombre era más que una máquina. El sistema crítico de Kant permitía defender la razón y, al mismo tiempo, preservar un espacio para la fe y el misterio.
El libro termina a principios del siglo XX con lo que Makari llama la segunda ola de mentalismo, en que se hizo cada vez más difícil salvar lo religioso en un mundo desacralizado. Los fisiólogos argumentaban a favor o en contra de la inseparabilidad de la materia y la mente, reafirmando las disputas perennes de su disciplina, pero en una nueva clave más materialista. Como observa Makari, “la modernidad se caracterizaría por estas concepciones contrapuestas de la naturaleza humana… estructuradas alrededor de líneas de fractura, como el problema mente-cuerpo, el problema naturaleza-cultura, libre albedrío versus determinismo y secularismo o fe” (p. 510).
Soul Machine deja en claro que la segregación que vivimos hoy entre la cultura humanista y la cultura científica resulta de esas mismas líneas de fractura que continúan generando las mismas tensiones. Quizás la lección aquí no sea la de una simple historia de progreso, sino la de la necesidad de reconocer en esa historia la naturaleza arquetípica de los problemas que genera nuestra existencia en tanto “centauros ontológicos”, es decir, en tanto animales cargados con la facultad de pensar.